10 junio 2024 / por Newfield Consulting
El 8 de abril de 2022, en el periódico digital “El País” salió una noticia sorprendente e incomprensible, ¡el Bosón W no se comporta como se esperaba! Según parece las teorías que tenemos para explicar las 17 partículas elementales de las que se componen los átomos son insuficientes. El travieso “Bosón W” se escapa de nuestro entendimiento, mientras los quarks y leptones confirman las predicciones. A partir de estos resultados se sospecha una aparente relación entre este pedacito ínfimo de materia, con la misteriosa
llamada energía y materia oscura (adecuado nombre), que conforma el 95% del universo.
Si el Bosón W se comporta de manera inesperada, ¿Qué podemos esperar de nosotros, humildes seres humanos? Inesperados, impredecibles, siempre misteriosos. Este tercer equipo de investigación en Coaching Ontológico se aprestó a contactar lo sorpresivo aunque ello nos conduzca a la materia oscura del cosmos. Y con gozo me permito presentar el resultado de nuestras reflexiones.
Quisimos mantener el cauce de las trescientas palabras cada uno, pero dada la complejidad de los temas trabajados, aumentamos a trescientos cincuenta, todo un desafío para cada participante:
Esperamos que toda la comunidad de Eureka disfrute con estas reflexiones, y que aportemos a un más profundo y rico desempeño como coaches ontológicos.
Alicia Pizarro: CEO Newfield Consulting Global. Socia Fundadora de Newfield Consulting
Me la topo, se me viene encima, me atrapa, me seduce, me aprieta, me conmueve, me respira agitado, se me cuela dulce por las rendijas, me conecta con la pequeñez y con la inmensidad, me asusta y me arrulla.
Cuando la habito con desesperación me hiela, me duele, me turba, me perturba, se me aprieta el corazón, me siento desolada, siento que estoy en la pérdida de vínculos amados.
Necesito habitarla con lucidez, con conciencia de mi, y abrir vínculo con otros, otras, otres, con el mundo, con la conjunción de seres diversos y quizá desconocidos. Con otros sintientes que acompañan el camino, mi camino por el viaje…por el viaje hacia mi misma y también con-en otres.
¿Cómo será que otras y otros habitan la soledad? ¿Cuándo, cómo en nuestras conversaciones de coaching nos encontramos con experiencias de soledad en los coachees? ¿Cuán profundo logramos llegar en ellas?
¿Qué juicios nos aparecen sobre ella? ¿Y sobre el coachee? ¿Logramos contactar esta experiencia como una entrada al alma y al devenir de ese ser humano que tenemos enfrente? ¿Qué valor tiene en los sistemas que habita nuestro coachee? ¿Asusta? ¿Contrae? ¿Expande? ¿De dónde viene el dolor de su contacto, de su vivencia? ¿Siempre duele? ¿Cómo se vive en sus sistemas la soledad? ¿Se escapa ? ¿Se habita?
Dice Echeverría: “…somos co-creadores con los dioses”. Las conversaciones de Coaching Ontológico permiten a los seres humanos tocar el alma, la propia y la de otros y otras. Conectar y honrar la inmensidad y la belleza de cada una. El cuidado, delicadeza y profundidad a la que podamos llegar en la búsqueda de posibilidades de una mejor vida para la humanidad, representada en coachees que se involucran y entregan en esos espacios ontológicos. Acompañar a atravesar vivencias, dolores de soledad, aportando luces distintas y nuevas, puede poner a las personas en lugares existenciales distintos, vislumbrando, tocando una Vida Nueva… desde la soledad/con la soledad. Aprendiendo de sí mismos, creando para sí…y al hacerlo y quizá sin verlo, también para otros y otras, con los que vamos haciendo la vida. Coaches como faroleros de posibles nuevas vidas.
Dice Echeverría: “…somos co-creadores con los dioses”
Con esta pregunta, recuerdo un taller con una dinámica bastante removedora y emotiva, en que se invitó a los participantes a contactar con el fin de su vida. Si, literalmente se les llevó a un cementerio y adecuo todo para que vivenciarán su funeral. Imaginando quienes quisieran que estuvieran ahí, quiénes hablarían como oradores y qué les gustaría que dijeran. Siendo un clímax emotivo cuando leyeron su libro de despedida con notas reales de sus seres más queridos.
El coaching ontológico, en su dimensión existencial, nos invita a abrir las puertas a este mundo, para conectar con ¿cómo te gustaría ser recordado?, ¿qué legado te gustaría dejar? y ¿cómo estás construyendo este espacio de trascendencia hoy?
Algunos encuentran su espacio de trascendencia en sus hijos, en sus proyectos, en escribir un libro o incluso en el impacto que generan en sus sesiones de coaching.
¿Será que el coaching me parece tan alucinante, porque a través de él me conecto con mi necesidad de trascendencia?
Sin duda, una buena sesión de coaching ontológico trasciende en el tiempo dejando una huella memorable para sostener el aprendizaje generado.
Y cada época nos desafía a trascender ciertas limitantes, a cuestionar ideas autoimpuestas por nuestra cultura o sistemas a los que pertenecemos.
Incluso cada etapa de nuestra vida, parece estar protagonizada por ciertas cuestiones más trascendentales.
Por mi parte, la pandemia me conecta con la soledad, con volver a casa, conectándome con mi centro y el silencio, escuchando los ruidos más profundos de mi alma. ¿Será que he aprendido a escucharme más estando sola? ¿Será que me es más fácil conectar con mi espacio de trascendencia estando sola?. Y por lo tanto, hoy necesito aprender a conectar con este espacio estando con otros, sin perderme en el contacto con otros, con el mundo exterior.
Muchas de las reflexiones compartidas, luego del taller que comentaba en un principio, convergen en la importancia de crear relaciones significativas, queriendo ser recordados por el amor entregado. Y me pregunto, ¿Cuándo de lo que estoy haciendo hoy me acerca a eso?
”¿Será que el coaching me parece tan alucinante, porque a través de él me conecto con mi necesidad de trascendencia?”
Rafael Echeverría dice: “la acción genera ser y, al hacerlo, nos permite trascendernos a nosotros mismos y participar en el proceso de nuestra propia creación”.
Me pregunto ¿estar en el hacer, siempre ocupada y preocupada por perseverar en la vida, es mi refugio para no darle espacio a la soledad?
Recientemente, en una sesión de coaching pude traer al presente lo que significó para mí trasladarme de mi pueblo Tembladera a la ciudad de Trujillo y vivir lejos de mis padres, con el propósito de recibir una mejor educación. Pude observar, el estar en soledad, el vacío que significó y las vivencias que marcaron un antes y un después en mi vida.
Es en la práctica del coaching ontológico basada en la Ontología del Lenguaje, principios y competencias conversacionales; donde el contacto amoroso con el coachee, genera confianza, Kairós para la escucha del quiebre inicial. Y, mediante la fenomenología indagamos la estructura, historia, cultura, sistemas y su coherencia ontológica.
También, durante la sesión preguntarnos ¿Qué es lo que necesita aprender el coachee?, ¿Cuál es su aprendizaje existencial? Asimismo, en diversos espacios de la indagación el Coach entrega su mirada al Coachee de manera conjetural en busca de validaciones. Luego con un observador distinto ambos construimos la intervención donde el coachee aprende e incorpora competencias genéricas que le permiten avanzar en el camino a resolver el quiebre, en un nuevo espacio de acción.
Luego de mi sesión de coaching, en soledad, en calma, realizó proyecciones y visualizo ¿Cómo quiero trascender en la vida? En ese camino escucho a dos grandes filósofos: A Nietzsche cuando dice: “el ser humano se transciende a sí mismo y deja de ser su propio contemporáneo” y a Rafael Echeverría cuando dice: “Es el ser que somos en la vida el que se abre a la trascendencia”.
Entonces hace mucho sentido, si cada ser humano se hace preguntas en tranquilidad, soledad, en busca de nuevas posibilidades y deja atrás lo que hoy no le suma, cambiará él, su familia, comunidad y con una nueva filosofía de vida abrirán caminos a la trascendencia.
Rafael Echeverría dice: “la acción genera ser y, al hacerlo, nos permite trascendernos a nosotros mismos y participar en el proceso de nuestra propia creación”.
Observando dinámicas humanas, podemos observar personas que tienen a su familia viva pero no son familia ó personas que no tienen familia pero hacen familia a sus amigos, mascotas, etc; tenemos la capacidad de formar familia más allá de lo biológico.
Al pensar en qué es lo que buscamos en una familia, podríamos partir por un deseo de nutrir esa sensación de que pertenecemos a un grupo donde generamos intimidad y rituales que se repiten recurrentemente. También podemos sumar el deseo de trascender, dónde se incluye el impulso de nuestra biología por reproducirse y preservar el linaje.
… Me escucho y veo cómo dejo de último un tema que vengo trabajando en mi proceso personal y que por momentos se me oculta; el amor. Este también ‘puede’ estar en la familia, pero hay ocasiones donde la persona dice “tengo familia”, pero no ama a su familia y sin embargo esa ‘familia’ lo nutre y le da piso a su existencia.
Notemos que hay muchas formas de interpretar la familia y cada quien encuentra maneras diferentes de pensarla. Recuerdo palabras de Yuval Harari sobre cómo los seres humanos tenemos la capacidad de organizarnos en grupos sociales a partir de crear cuentos y creernos esos cuentos.
Como coaches, es importante no caer en la metafísica de un ‘deber ser de familia’, sino más bien escuchar las diferentes formas de familia que pueden existir. Separar lo que la biología nos da, lo que la tradición social nos inculca y conectarnos con el poder que nos entrega el lenguaje para crear nuevos cuentos, nuevas interpretaciones y a partir de ahí nuevas formas de sentido.
En ese camino, siento importante que miremos lo que se oculta detrás del modelo de familia que tienen nuestros coachees.
Miremos si esta les da sentido, si aporta a su existencia, o si de pronto por miedos ocultos, están resignados y encarcelados en un modelo impuesto o en una soledad forzada.
Y si este es el caso, veamos cómo el lenguaje nos habilita, más allá de la reproducción biológica de familia, a reproducir hermosos cuentos que nutran nuestra existencia.
”La clave está en reconocer nuestra soledad, quedarnos ahí un rato, entender el dolor que provoca, aceptarlo y, sobre todo, aceptarnos. Solo así disfrutaremos de nuestra propia compañía y de la compañía de los demás.”
En nuestras sesiones de equipo de investigación hablamos del vacío asociado a dos temas distintos: la soledad y la trascendencia. Podríamos decir que el vacío es un llamado de atención de nuestro inconsciente que nos dice: mira hacia adentro, ¿con qué no estás conforme? ¿algo que cambiar o que falte? La respuesta puede ser tan radical como una transformación personal o un cambio que haga nuestra vida mejor.
¿Cómo interpretamos nuestra sensación de vacío? El coaching ontológico nos ayuda a identificar esa pieza faltante, ver nuestra vida en perspectiva y encontrarnos con ese bichito que nos habla y no escuchamos (o no queremos escuchar). Llevamos años de hábitos y patrones de conducta, juicios y comportamientos aprendidos. El coaching facilita el entendimiento de nuestras emociones y comportamientos, propicia la identificación de oportunidades de aprendizaje, y, sobre todo, nos impulsa a dar el primer paso que genere los cambios que necesitamos.
La trascendencia es un impulso humano para dejar un legado o huellas a ser seguidas. Es conectarse con el deseo de ir más allá de algún límite. Si nuestro vacío es la necesidad de transcender, con el coaching podremos identificar qué queremos hacer para dejar nuestro sello en el mundo. Las respuestas, infinitas: los hijos, un libro, ser referente o ejemplo para alguien, una obra de arte, ayudar a otros. La respuesta dependerá de lo que nos dé satisfacción para extender los efectos de nuestra vida a otro.
Si nuestro vacío es la soledad, el coaching nos ayudará a reconocerla y a conectarnos con nuestro “yo” para aceptarnos con nuestras luces y sombras. Somos nuestro principal acompañante. Si no aprendemos a convivir con nosotros mismos, si no nos gusta nuestra compañía, no seremos felices y buscaremos llenar ese vacío afuera, pero…. ¡lo externo no es la solución! Podemos estar rodeados de mucha gente y sentirnos igual de solos. La clave está en reconocer nuestra soledad, quedarnos ahí un rato, entender el dolor que provoca, aceptarlo y, sobre todo, aceptarnos. Solo así disfrutaremos de nuestra propia compañía y de la compañía de los demás.
”Es difícil que transitemos por la soledad, sin embargo, si nos preguntamos ¿Qué pensamientos pasan por nuestra mente cuando estamos sol@s? ¿Qué posibilidades se abren cuando estamos con nosotros mismos?”
A lo largo de mi existencia, siempre he estado acompañada por mi familia, amigos, esposo. Sin embargo desde la pérdida de mi padre, la constante búsqueda de un bebé que no logré, empecé a conocer la soledad emocional, la sentía originándome la sensación de opresión, inseguridad, tristeza, trastorno físico y esto se me repite cuando siento que las cosas no son como yo espero, me lleva a un estado en el que mi cuerpo entra en desequilibrio, me habla, me avisa, se da la desconexión de mi primer cerebro y segundo cerebro, la microbiota intestinal, es en ese momento cuando los candados de mi cuerpo se me cierran.
Es difícil transitar por la soledad, sin embargo, ¿qué posibilidades me abren cuando estoy conmigo misma?, ¿qué pensamientos vienen a mí, cuando me conecto conmigo? Cuando no tengo ruido en mi mente, mis pensamientos me llevan a disfrutar de mi compañía a conectarme con mi creatividad a enfocarme y descubro que no me estaba permitiendo escuchar como antes cuando tomaba decisiones que me han llevado a caminos de satisfacción.
La soledad auténtica me lleva a la auto indagación a bucear en mi interior a darme cuenta de mis acciones a conectarme con mis deseos, de esta manera elimino la opresión, las inseguridades, mis candados se abren, me desbloqueo, sintiendo así libertad y confianza de permitirme generar el espacio para conectarme con mi grandeza y el camino a una nueva vida, todo esto gracias a lo que viví, inclusive la soledad a la cual honro e integro. Y así descubro que la soledad y la trascendencia forman una simbiosis inesperada.
Me pregunto ¿Estoy hoy alerta con lo que la vida me muestra?, al tomar conSciencia, enraizándome en la tierra, me respondo: enfócate y regresa a tu centro.
El coaching ontológico nos permite a través de la indagación, navegar en nuestra historia, sumergirnos profundamente en nuestra experiencia, tocar nuestra alma, nos lleva a observarnos y darnos cuenta inesperadamente que atravesamos un proceso de transformación que nos convierte en seres humanos distintos en búsqueda de trascender. Soledad no eres imperfecta.
“El coaching pone en nuestras manos y en nuestros corazones el arte de acompañar a las personas en su camino de transformación.”
La soledad, la trascendencia…. Palabras fuertes, cargadas de profundidad. Tocando lo existencial. Entrelazadas y disonantes.
Cada palabra resuena distinto en cada persona. Algunas reflejan luz y también oscuridad. Otras transmiten Imágenes, sentires, un cuerpo distinto. Hay palabras que nos suenan ajenas … y también propias.
“Trascendencia” “Soledad”. Primero sonaban solemnes, frías, lejanas para mí. Después, mientras me animaba a profundizarlas me fueron susurrando distintos mensajes al oído. Más tarde pude identificarlas en otros y finalmente, con la linterna en la mano, me dejé atravesar por ellas y se hicieron luz en mí.
Nací en una familia numerosa, entre muchos, en un ambiente de estudio y conocimiento. Con poco espacio para la soledad y muchos valores que me invitaban a la trascendencia. Puedo ver cómo elijo en automático estar con otros y trascender. ¿Elijo? ¿en automático?
El coaching ontológico de nivel existencial nos regala la oportunidad de preguntarnos. De animarnos a descender hacia nuestras profundidades y elegir recorrer nuevos caminos.
Trascender. Soledad. ¿Cuál es la inquietud detrás de estas palabras? ¿Qué me traen? ¿Cómo las siento? ¿Cómo las sienten otros? ¿Qué nos hacen anhelar? ¿Con qué recuerdos nos conectan? ¿Qué emociones escondidas viven en ellas? ¿Qué vienen a transformar?
El coaching pone en nuestras manos y en nuestros corazones el arte de acompañar a las personas en su camino de transformación. Es una danza de claroscuros, sin certezas. Nos desafía a despertar emociones a veces enterradas en lo profundo. Emociones sin cuerpo, cubiertas por el polvo de la historia y quizás despojadas de su voz.
El coaching nos contacta con una luz nueva, que comienza tenue, de menos a más. Es la chispa que danza y entreteje desde la potencia del lenguaje el milagro de la transformación. Así se nos abre la posibilidad de pasar del automático a elegir en libertad
Quedamos resonando, volvemos a nosotros… escuchamos una nueva melodía sonando en el aire…
Hoy soledad y trascendencia me invitan a crear de una forma nueva, vibrante, viva. Palabras nuevas, significados nuevos, acciones nuevas. Entonces ¡Soledad y trascendencia crean una nueva danza en mí!
John Cacioppo, Psicólogo de la Universidad de Chicago, acuñó el término Resiliencia Social, como la capacidad de sostener relaciones sociales positivas que permite superar la soledad y el estrés
Mucha agua de vida ha corrido desde que este equipo de “investigación tres” se juntó por primera vez. A través de la práctica del coaching transitamos temas que nos conmovieron. La soledad y la transcendencia fueron los titulares. Para mi sorpresa, al sentarme a escribir este texto, surgió desde el fondo un tema no conversado de manera explícita, pero presente con la fuerza de lo subterráneo: la alegría vital emergida de la reflexión conjunta entre los mismos miembros de este equipo.
Si algo caracterizó lo que hicimos, fue la sensación de crecer por el hecho de estar juntos. Fue vivir en cuerpo propio, durante las pocas semanas que duró la experiencia, la sinergia de la que somos capaces los seres humanos, por nuestra vocación social.
Transitamos diferentes fases, experimentando como la retroalimentación nos permitía ver más allá y llegar más lejos en la producción de cada uno y cada una.
¿Cuál es el principal factor que incidió en este resultado? Pregunta difícil de responder porque es una combinación de elementos.
Imposible no traer los efectos de la pandemia, con su enseñanza del vivir con inéditas restricciones e incertidumbres. Aprendimos a conectarnos a través del medio digital, generando las adaptaciones cerebrales necesarias para contactar a los demás con mucho menos información perceptible que en el encuentro presencial.
John Cacioppo, Psicólogo de la Universidad de Chicago, acuñó el término Resiliencia Social, como la capacidad de sostener relaciones sociales positivas que permite superar la soledad y el estrés. Esa capacidad la tenemos como especie, hemos evolucionado desde ella, sin embargo, a veces no aparece cuando más la necesitamos. Cacioppo muestra como la soledad mata.
Más personas mueren de soledad que de otras enfermedades con gran presencia en los medios.
Para mí, este equipo, constituido en una dinámica de sostén mutuo, supo trascender soledades a través del compromiso de trabajar en conjunto por un resultado que al final, favorece a otros: nuestra comunidad de coaches ontológicos unidos a través de Eureka. Con nuestras sombras a cuestas, con los temores, las ignorancias y los dolores, logramos conectarnos y crecer juntos. Más pudieron las ganas de crear y de aprender ¿Podremos llevar esto a otros espacios? Ese es el desafío al que nos enfrentamos como actores sociales desde la Ontología del Lenguaje.
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