Bitácora en 150 Palabras: Coincidencias
Reflexión de Alicia Pizarro Domínguez, Coach Ontológica Senior. Socia Fundadora de Newfield Consulting y Directora de la Escuela de Rafael Echeverría.
07 de junio de 2021 – La Florida, USA
Opto por creer en el azar. Creo en la magia de los hechos encajados con perfecta armonía, y dos segundos más tarde desbaratados en desorden. En la película “Black Holes, the edge of all we know” (Netflix) se muestra como de un hoyo negro podría salir cualquier cosa, sus radiaciones son caóticas, impredecibles e incomprensibles para la percepción humana. Ese carácter azaroso de nuestro universo me da esperanza.
Tenía seis años, iba en el asiento de atrás de nuestro auto, con mi papá manejando y le pregunté “¿Qué son las coincidencias?” con sorpresa vi que se reía mientras bajaba la velocidad, abría su puerta, sosteniendo el volante con una mano, y con la otra pescaba una pelota verde de tenis que en ese momento corría por la calle, y me la pasó diciendo “esto es una coincidencia”. Mi recuerdo de ese momento vincula la palabra coincidencia con la alegría de la sorpresa, de lo insólito, de lo inesperado.
Escucho muchas veces decir “no es coincidencia es causalidad”. Tiene consecuencias vivir desde allí. Si me habitúo a buscar las causas que podrían haber generado el presente me anclo en un tipo de diálogo poco fértil, conmigo misma y con otros, que no crea posibilidades por su fuerte amarre con el pasado.
Explicarnos lo que nos ocurre con vínculos a otros hechos, es la base del pensamiento científico hasta la llegada de este siglo 21. Es importante también en la ética que nos ha orientado como humanidad. Pero, sentados en el borde de nuestros propios límites en el conocimiento, tanto en el universo exterior como en nuestra propia conciencia, la frescura del azar me da energía para entrarle a lo desconocido y creer que tenemos un futuro posible.